Os traigo otra de las reseñas pendientes, ya que esta mañana tengo muuuucho tiempo libre, así que ahí va.
Duna tiene 17 años y vive en Bereth, con Aya y con Cinthia (de momento) su abuela y su hermana, aunque ninguna de las dos lo sea de verdad. Aya la compró cuando era una esclava para liberarla, así que es su salvadora. Y Cinthia no es su hermana, si no su amiga, otra chica rescatada por Aya, aunque en otras circunstancias.
Cinthia es muy alegre y dicharachera y ama al príncipe Adhárel, aunque sólo le haya visto de lejos. Piensa que es hermoso y simpático, y con eso le basta. Sin embargo, Duna se exaspera cada vez que su amiga sueña despierta con él, aunque no puede negar en lo más hondo de su ser que el chico es atractivo. Duna no sueña con príncipes
azules que la salven de las garras de un dragón malvado, si no con visitar el palacio por dentro y ser libre de casarse con a quien ella le venga en gana.
Alguien la sujetó por la cintura mientras evitaba que la cesta cayese al suelo con la otra mano.
-¿Te encuentras bien? -preguntó la voz al otro lado de la montaña de tela.
Duna se ruborizó incluso antes de mirar a su salvador. No podía creer su desdicha.
-Sí... muchas gracias... -contestó al mismo tiempo que la mano soltaba su cintura y depositaba la cesta en el suelo, sana y salva.
Adhárel tardó unos instantes más que Duna en reconocerla, pero cuando lo hizo, no puedo evitar sonreír divertido.
-¿Otra vez tú?
Todo cambia cuando suceden dos cosas. Una: Duna es enviada a trabajar en palacio gracias a su
"rebeldía e impertinencia" con su maestra de la escuela. Allí trabaja en la lavandería y...
conoce al príncipe Adhárel. Un par de encontronazos fortuitos sirven para que uno no deje de pensar en el otro y el otro en el uno.
Y dos: Aya ha pagado una cifra para que una especie de noble energúmeno se case con Duna.
Pero, aunque Duna no lo sepa, ella está enamorada del príncipe y se niega a casarse con ese desconocido al que no ama.
Pobre Cinthia, diréis, pero no. Cinthia ha encontrado a su príncipe particular. Un joven ladrón y vagabundo que esconde un secreto importante que hace que huya de su reino natal, Belmont. El joven se llama Sírgeric.
Belmont quiere algo de Bereth, algo que ningún otro reino tiene, algo que anhela y que puede destruir cualquier cosa que se le antoje, la electricidad. Y ¿cómo conseguirá un reino como Belmont, destruido y sin vida derrotar a Bereth, un reino lleno de vida, sentomentalistas y electricidad? Pues gracias al secreto de la poesía real y a un traidor lleno de enviada de la no sana...
Y para hacer las cosas mucho más fáciles, un supuesto dragón ronda por los alrededores de Bereth, entre los árboles del bosque. Los ciudadanos y los príncipes (Adhárel y Dimitri, el hermano pequeño del primero) intentan darle caza, pero parece imposible. Lo que no saben, es que el dragón no es tan peligroso como piensan, ni muchísimo menos.
Javier Ruescas ha creado una historia llena de magia y secretos. Y que, debo confesar, me ha sorprendido. Cabe pensar que un chico de 22 años tenga poca experiencia, pero ni lo he notado. No tiene nada que envidiar a los escritores más experimentados. He aprendido que no debo juzgar un libro por la edad de su escritor.
Ahora sólo queda esperar al 2 de marzo, que sale a la venta Cuentos de Bereth II, la maldición de las musas. Estoy deseando saber qué les ocurre esta vez a los cuatro protagonistas.
Puntuación:
Y además, os dejo esto:
Aquí tenéis el blog de Javier Ruescas.
Aquí tenéis la web de Cuentos de Bereth.
Y
aquí tenéis la web de Javier Ruescas.
Para que el que quiera saber algo más de este autor madrileño.