¿Os imagináis viajar en el tiempo? Visitar todas las épocas que quieras y cuando quieras, conocer a toda la gente ilustre del pasado, ver a tus abuelos cuando eran jóvenes...
¡Pues despertad! Las cosas no son tan fáciles. Primero tienes que ser portador del gen, luego tienes que pasarte tu infancia aprendiendo cosas como montar a caballo, esgrima, mil idiomas y caminar con vestidos de todas las épocas.
Además de las miles de millones de normas que tienes que cumplir si no quieres cabrear a la Logia del Conde de Saint Germain. Y con ese nombre no tienen pinta de ser muy agradables... Y lo que es peor... ¿Os imagináis viajar en el tiempo sin tener la preparación necesaria?
Bienvenidos a la vida de Gwendolyn Shepherd.
-¿Qué se supone que significa?
-No son más que unos pareados compuestos por viejos aficionados a los misterios para hacer aún más complicadas las cosas que ya son complicadas de por sí -explicó mamá-. Doce cifras, doce viajeros del tiempo, doce piedras preciosas, doce notas, doce ascendentes, doce pasos para la fabricación de la piedra filosofal...

Gwen siempre ha vivido a la sombra de su prima, la hermosa, inteligente y aparentemente adorable prima Charlotte. Charlotte nació el día que el señor Isaac Newton
(sí, sí, el mismísimo, en persona) predijo el nacimiento del
Rubí, el doceavo y último viajero en el tiempo,
el que cerraría el círculo. Todos esperaban ansiosos a que la "perfecta" Charlotte empezase a sentir vértigos y saltara por primera vez en el tiempo. Mientras todo el mundo estaba pendiente de su prima, Gwen hablaba con fantasmas y, lo que es más importante, ya había viajado
(no muy afortunadamente) al pasado tres veces, ni más ni menos. Sin embargo, no se lo contó a nadie por miedo o lo que fuera. Su mejor amiga Leslie (que es ge-nial) la convence para que se lo cuente a su madre, ella sabría qué hacer.
Cuando se lo cuenta, la lía parda. ¿Cómo va a ser la patosa y loca de Gwen el
Rubí? ¿Se equivocaría Newton en sus cálculos? No parece muy probable, pero al fin y al cabo, esta gente viaja en el tiempo.
Gideo es el último viajero en el tiempo, antes de Charlotte Gwen, claro. Es un pretencioso y creído joven que mira por encima del hombro a Gwen, como todos los de su familia. Ya está acostumbrado a viajar en el tiempo y lo hace estupendamente, por supuesto con la ayuda del cronógrafo, pero ahora le han mandado cargar con Gwendolyn y enseñarle los secretos, misterios y trucos de los viajeros en el tiempo, que conoceremos poco a poco, junto con la protagonista.

Pero la situación es incluso menos bonita, Gwen y Gideon van a tener unos problemas muy importantes por culpa de algunos secretos de la madre de Gwen, de la logia, de una antigua prima suya...
Eso, que en esta novela te encuentras secretos y misterios hasta debajo de las piedras. Una de las cosas que más me ha gustado ha sido la protagonista. Sus ocurrencias e ironías me han hecho sonreír en varios ocasiones, no es para nada una protagonista insulsa y pardilla, y eso se agradece. Pero no todo va a ser bueno en este libro. Lo único que me ha dejado un poco perdida es la gran cantidad de nombres que aparecen, aunque tampoco es para tanto, porque al final de cada capítulo hay árboles genealógicos y fragmentos de los diarios de los Vigilantes
(los de la logia del Conde de Saint Germain ese) que nos harán encontrarnos un poco. Además, al ser el primero de una trilogía es un poco introductorio, pero no se hace para nada pesado, es fresco y divertido. Hay tantas incógnitas que no podrás dejarlo de lado hasta que lo acabes. Y aún así, tendrás que esperar a
Zafiro, la segunda parte.
Puntuación: