5 de julio de 2013

Croquetas y Wasaps, Begoña Oro


Voy a sincerarme con vosotros. Pomelo y limón, también de Begoña Oro no me llamó casi nada, así que no lo leí. Croquetas y wasaps tampoco lo hizo, de hecho, en cuanto leí el título en algún blog pensé que debía ser una broma. Podéis llamarme prejuiciosa, pero no me crucifiquéis, he aprendido la lección y esta reseña es la prueba escrita de ello. Croquetas y wasaps es una joyita.

Gané este libro en un concurso de SM en la Feria del libro de Madrid, durante le picnic que organizó la editorial con la escritora. Había que escribir una declaración de amor con la palabra croqueta en ella, pero si os digo la verdad ya ni me acuerdo de cómo era mi declaración. El caso es que me tocó en el concurso y fui feliz. ¿Por qué, si no me interesaba? Por que Alba dijo que era fantástico y, como siempre, yo la creí. Y, ya en mi casa, vi el book-trailer de la novela y dije: Vale, a darlo todo con este libro.

En las primeras páginas ya me enamoré. Y fue culpa del abuelo de Clara, la protagonista. El abuelo que se pasea por la vida con un cuadro inacabado debajo del brazo, el mismo que suelta un taco en cada frase. Durante el desarrollo de Croquetas y wasaps no dejé de enamorarme. No es la historia que cuenta, es la forma en la que lo hace. Son las palabras que usa cuando debe, lo naturales que parecen, como si la historia te la estuviese contando tu mejor amiga.

Bueno, pues Clara Luján es una adolescente como otra cualquiera, enamorada del guaperas de turno con una sonrisa desarmante, Lucas. Un guaperas que te arruga el corazón de tal forma que es imposible volver a ponerlo liso "ni poniendo toda la saga de Harry Potter encima". Y desde mi modesta opinión, es lo mismo que le pasa a la madre y al abuelo de Clara después de la muerte de su abuela.

Clara es humana; se enfada, hace daño a las personas que quiere y la quieren, llora, miente, hace tonterías, se arrepiente, se tira a la piscina y, en definitiva, vive. Y lo mismo pasa con Unai, que cada semana se inventa una causa para la muerte de su padre; con Pinilla, enamorada hasta las trancas de Zaera.

¿Sabéis de verdad lo que me ha cautivado de esta novela? Lo diferente que es la forma de escribir. Es verde fosforito. Son palabras esdrújulas y canciones preciosas. Son las croquetas de tu abuela. ¡Quiero convenceros! 
Me sorprendió ver palabrotas en una novela juvenil, y eso es triste y a la vez me puso contenta. Lo único que me ha hecho reticente a ponerle 5 soletes es el final, quizás demasiado cursi para mí. Pero en realidad, ¿qué adolescente enamorado no lo es?

En definitiva. Voy a leer Pomelo y limón en algún momento de mi vida. Croquetas y wasaps me ha arrugado un poquito el corazón. Es hamor, con hache, que es más amor.



2 comentarios :

  1. Lo viví con este libro. Lo vivimaginé, mejor dicho.
    La Oro le da voz a situaciones que jamás había creído que pudieran expresarse con palabras o de alguna otra forma. Si ya lo decía yo, #LaOroLoPeta

    En fin, a ver si acabo yo mi reseña, ¡que me adelantáis todos!

    Genial tenerte de vuelta, Mamá tóxica <3

    ResponderEliminar

¡Comentarios, comentarios! ( ≧3≦)ノシ